Catar un vino 100% graciano es poco frecuente. Para crearlo se necesitan valentía y pasión, ganas de vencer la adversidad. Para ofrecerlo en una mesa, además, decisión y asertividad. Bebimos Ondalán 100 abades, de la D.O.C. Rioja, con I. y A., gracias a estas cualidades que atesoran. Su intensidad, el sabor nuevo, peculiar y acogedor, el final tan persistente, hacen que su recuerdo perviva en el paladar. Y provocan la búsqueda de otros "gracianos" que están por venir.
Me parece que esta uva es al vino lo que Michael Petrucciani a la música. Verlo y escucharlo ensanchan el alma e invitan a la admiración y a nuevas búsquedas. Aquí interpreta Caravan con una decisión, una pasión y una valentía poco frecuentes. Jazz inmenso, grande, muy grande.