La noche era agradable como el paseo que acabábamos de dar. Quisimos cenar pescado y nos acercamos a este lugar iterado. No había nadie y nadie hubo. El principio fue en cierto modo desconcertante, como de aislamiento, pero estábamos juntos, a qué más. Disfrutamos de la tranquilidad, de la conversación susurrada, del manjar y de Marqués de Murrieta Reserva, de la D.O.C. Rioja, de sus uvas tempranillo, mazuelo, graciano y garnacha, un vino elegante, especiado y frutal.
Y, entonces, sonó Bonfire Heart, de James Blunt.