Sucedió una noche de casi otro siglo, en casi otra vida. Acudí con I. a un recóndito lugar porque J., algo más que un compañero de trabajo, nos había invitado a una cata. El local estaba abarrotado, las explicaciones fueron profusas, nos interpelaron con relación a los vinos que estábamos probando. Después fuimos a cenar a un txoko y aquí el relato comienza a ser escurridizo. Recuerdo que bebimos Gaudium, de la D.O.C. Rioja, que quedamos henchidos de sus uvas tempranillo y graciano, de su oscura, hipnotizante visión, de sus aromas frutales, de su profundo final, de su elegancia. Un vino inolvidable.
Fue una velada casi irreal e irreverente, pero magnífica e inimitable. Como Ca7riel&Paco Amoroso. Disfruten de El único.