Comer un cordero al horno, tierno, sabroso, envolvente, es una experiencia casi inmejorable. Acompañarlo de Confines, de la D.O. Vino de la Tierra de Castilla y León, multiplica este placer. Su uva garnacha atrae todos los sentidos, desde su espléndido color violáceo hasta la pulcritud de su intenso, fresco sabor a fruta negra. Que lo hayamos disfrutado con ellos, eso es lo verdaderamente insuperable.
Paradójicamente, el colofón a esta fiesta llegó horas antes. Veníamos de admirar, junto con M. y R., la música excelsa, extraordinaria, de Ara Malikian. De su pulcro violín surge, intenso y envolvente, El vals de Kairo.
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