La memoria es ese recóndito e impreciso lugar del cerebro que nos permite, en esencia, vivir, revivir, quizás sobrevivir. Como todo lo conocido, no está libre de imperfección. Por eso no alcanzo a recordar de dónde salió Baloiro ni cuándo catamos este vino de la D.O. Bierzo ni con qué paladares amigos apreciamos la plenitud de su uva mencía.
Por la misma razón, no sé en qué momento ni bajo qué circunstancias escribí en el fondo de mis anotaciones la canción de Jim Croce, You don't mess around with Jim.
No hay comentarios:
Publicar un comentario