viernes, 4 de octubre de 2019

Arketipo


Estar con A. e I. durante cinco, siete días en este pueblo de calas y luz es como un bálsamo en una llaga, un refugio en la madrugada, una pausa en la brusca cotidianidad. Tal vez la palabra que mejor defina aquellas incansables horas sea sosiego. Como el que encontramos en este cuarto azul mientras disfrutábamos de Arketipo, un elegante vino de la D.O. Empordá con sus uvas cariñena, syrah y merlot contribuyendo a la calma.

Y entonces, moldeando este ambiente, sonó Les yeux ouverts, de Enzo Enzo.


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