Después de los excesos habituales, el mes comenzó con un beso de la mujer araña, con palabras de seda y punzón, con danza y figuración. Tras unos días rutinarios y apacibles, cenamos con C., A., E. (o I.) y E. y bebimos Latarce, de la D.O. Toro. Su uva tinta de Toro le da un color granate maravilloso, un sabor potente y sedoso, un final apacible. Un gran vino. Una gran velada.
Finalizamos este recorrido temporal en el atrio de un museo inimaginable disfrutando de un intenso concierto de Mikel Erentxun lleno de arte y recuerdos. Entre otras maravillas, sonó Mañana.
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