Estar con E. es sentir el asombro de la primera vez, su presencia cautivadora, las palabras torrenciales que te rodean, su trayectoria comprometida, su bondad. Sumar con ella años y costumbres es disfrutar de un caudal de afectos y risas, de confidencias y sueños compartidos. Le acompañaba, por supuesto, E. (o I.) cuando bebimos Fincas de Azabache Garnacha, un precioso vino de la D.O.C. Rioja, brillante, potente y lleno de fruta roja y madera y cariño.
A veces pienso en el asombro que debieron de sentir quienes escucharon por primera vez Bohemian Rhapsody, de Queen, una canción cautivadora.
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