Fue una sorpresa extrañamente agradable. Agradable porque fuimos a comer a un vinario local y nos topamos con N., A. y A.; extraña porque lo hicimos en mesas separadas, ajenos a las conversaciones y las miradas, a los silencios. Lo que sí compartimos fueron los vinos. Nosotros pedimos Warwick Trilogy, de la zona vinícola de Stellenbosch, en Sudáfrica, con unas magníficas uvas cabernet franc, cabernet sauvignon y merlot que le dan equilibrio, potencia y dulces evocaciones.
Semanas después, en una noche agradablemente extraña, de caras pintarrajeadas y disfraces, sonó Chica de ayer, de Nacha Pop.
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