Me dejaron a mí pedir el vino y, como estaba yo en época de garnacha, elegí Treintamil maravedíes, de la D.O. Vinos de Madrid, que conjuga perfectamente esta uva con un pequeño porcentaje de syrah. Nos gustó su aroma afrutado, nada complejo pero con la potencia habitual de la garnacha, su sabor fresco, su brillantez.
Sucedió en una de nuestras comidas catárticas, esas en las que desgajamos nuestra realidad y siempre salimos alegres y livianos, en las que la compañía de A., A., I. y A. me recarga, me resarce. Una de esas reuniones que uno espera con impaciencia, contando los días.
Hay una canción que podría sonar en estas comidas, alegre y liviana, compuesta por The Proclaimers y titulada I'm gonna be.
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