Las despedidas siempre duelen aun cuando haga tiempo que se ansíen, dicen que dijo una vez alguien, digo yo cuando entreveo la oportunidad. Fuimos los cuatro con A., N. y A. para despedirnos de este lugar que tantos momentos, conversaciones, miradas y pensamientos ha llenado. La comida y la amabilidad fueron las habituales y decidimos acompañarlas de Lacima, un monovarietal mencía de la D.O. Ribeira Sacra que tuvo la fuerza y la elegancia que el momento requería.
Cuando se atisba una despedida, cuando parece inevitable un final que lleva a otro tipo de vida, es como si uno, sin saber por qué, avanzase dando tumbos, Like a rolling stone. Después de comer fuimos a un local cercano donde escuchamos esta versión de The Rolling Stones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario