M. eligió el mejor modo de no estar: estando. Por eso aquel día acompañó todas nuestras miradas y dictó ciertos comentarios y silencios y animó las sonrisas y revoloteó, perenne, entre los pensamientos. Y se mezcló con el brindis que hicimos con Garmendia Envejecido, de la D.O. Vino de la Tierra de Castilla y León, y con la potente tempranillo y con la exquisita merlot. Y siguió estando.
A veces quisiéramos que el devenir de los hechos cotidianos, los que nos dan el acervo, fuese de otra manera. Como desea el gran Joan Manuel Serrat en este manojo de sueños: Seria fantàstic.
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