El libre albedrío está para utilizarlo, también en las cosas aparentemente nimias. A veces son situaciones, vivencias, tal vez prescindibles, pero que se rebelan como una modesta pincelada en el inmenso cuadro que vamos creando. Fuimos con M. a este lugar de pescado y blancura porque así lo quisimos y brindamos por R., aunque él no estaba, porque decidimos hacerlo. Fue con Alto Moncayo, de la D.O. Campo de Borja, un enorme monovarietal de garnacha, complejo, potente, fabulosamente aromático y sabroso.
Por idénticas razones de la voluntad, pongo aquí esta canción: Te recuerdo, Amanda, de Víctor Jara. Un artista inmenso.
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